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Hablando y sin palabras

Lo bello en la monotonía

Jamás hubiese imaginado en lo que realmente implica llevar una vida monótona; es decir, el hecho de vivir cada día practicamente igual que es algo que la mayoría no podemos evitar a pesar de nuestros continuos lamentos e intensiones de cambiar nuestro diario vivir por un poco de "acción".

Pues, resulta que después de leer un poco a Pessoa... "Cualquier cambio de las horas habituales trae siempre al espíritu una novedad fría, un placer levemente desconsolador. Quien tiene la costumbre de salir de la oficina a las seis, y por casualidad sale a las cinco, tiene desde luego una vacación mental y algo que parece una pena de no saber qué hacer de sí", encuentro sentido a sus palabras, la reacción a esas pequeñas variaciones depende en cada persona, algunos como en el caso, no saben qué hacer con esa hora extra que los invita a hacer algo distinto y otros simplemente sentimos que esa hora no es suficiente para tanto que se nos ocurre aunque al final nos dirijamos directamente a casa y terminemos malgastando ese tan preciado tiempo viendo la TV.

Ésto de la monotonía me hace pensar en que se puede apreciar cierta belleza si aprendemos a vivirla tal y como se nos presenta. Porque ciertamente no todo es monótono, no cada minuto del día es igual (en primer lugar) y es ahi donde hay que apreciar esos pequeños momentos, esas variaciones en el tiempo y espacio que llegan casi de repente, por qué no disfrutar esa visita que llega sin avisar, o prestarle más atención a todo? camino a casa, camino a la oficina, en el supermercado o bien en nuestro propio hogar. Lo cual resulta de todas maneras placentero, eso ya depende de nosotros mismos.

El mismo Pessoa me hace pensar en aquellos que viven de aventuras, aquellos que no saben lo que es ver a las mismas personas todos los días, recibir los buenos días con una sonrisa amplia llena de cariño y no con ánimos de obtener una recompensa por ello (pues es su trabajo) aquellos que pasan días y noches enteras en hoteles diferentes en ciudades diferentes con personas diferentes, aquellos que añoran ver de nuevo a sus padres o estar en la esquina donde se reunían con los amigos. La satisfacción de estar en lugares diferentes y el orgullo de poder decir "mi vida no es monótona" se comvierte en su amargura cotidiana.

Las fiestas diarias no se disfrutan tanto como aquellas que se presentan de vez en cuando. La gente desconocida no proporciona el calor de los viejos conocidos, y pobre de aquellos que tratan de aparentar lo que no son, para estar a la altura de otros.

Al final, nadie se salva del sufrimiento, nadie se libra de la felicidad. Todo es pasajero independientemente de como se viva. Independientemente de la rutina siempre hay añoranzas y no nos queda mas que aprender a lidiar con ellas.

Y sí. Hay belleza en la monotonía, solo que hay que detectarla y apreciarla.

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